lunes, 13 de septiembre de 2010

Por qué sigue el amor


Preguntarse por qué sigue un amor es tan inútil como preguntarse por qué empieza o se acaba. Vamos a dejar de lado a esas personas que siguen juntas por miedo, costumbre o interés. ¿Pero cómo explicar una unión cuya única ley es el deseo? ¿No sabemos ya que la pasión come sorpresas? ¿Hace falta aclarar que a la larga lo nuevo deviene rutina y telaraña? Las teorías, ni siquiera las buenas, aclaran este punto. ¿Por qué un amor no se termina? Quizás tenga suerte una pareja consciente del desasosiego de vivir. De la angustia inevitable de amarse y estar vivos. Y de que un día todo habrá de terminarse. O aquella otra que puede permanecer en silencio sin que eso signifique un trastorno para la convivencia. O la de más allá que después del encuentro de los cuerpos sigue haciendo el amor de otra manera. Una relación amorosa continúa si pone en juego una tercera cosa inexplicable. El amor no se termina si cada uno sostiene un proyecto propio. Y si ninguno de los dos depende del otro para ser feliz. Los que se aman avanzan a tientas por un camino lleno de peligros. Lo saben. Pero siguen adelante.
L.

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