Preguntarse por qué termina un amor es tan inútil como querer saber por qué empezó. Uno puede exponer hipótesis, atribuir la causa de la ruptura a tal o cual factor, redondear un poco todo para quedar en paz con la conciencia. Pero la ficción orientadora no orienta. La explicación no explica. Y la verdad de lo ocurrido -si es que algo así existe- se aloja en los silencios de la trama. El amor termina como terminan las películas, algunos caminos o la vida misma. Por suerte un día también acaba el desamor y la vieja escena vuelve a armarse. Y el amor, cualquier amor, empieza de nuevo como también lo hacen las películas, la vida, los caminos.
L.
lo más difícil es aprender a dejarlo ir, no?
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