Vivir eróticamente es un estado de rara intensidad. Es darle al sexo un lugar de privilegio por una vía similar a la creación artística. Hablar de amor en la pareja es hablar de olores, pelos, genitales, sudor. Pero una sexualidad considerada apenas como un intercambio de fluidos o como el precio a pagar por la felicidad de estar juntos no tiene encanto. Muy poco del erotismo, casi nada, se agota en el cuerpo. Vivir eróticamente es permanecer abiertos al llamado del deseo. Lo contrario sería equivalente a convertirse en oficinistas o consumidores. Vivir eróticamente va más allá de lo evidente. Para el hombre y la mujer dispuestos a entregarse no hay acto concluido. Vivir eróticamente es volver a empezar lo que nunca existió.
L.
¿Será posible vivir de ese modo tan intenso en un mundo que se opone casi a todo lo que el post propone?
ResponderEliminarLudmila
Hay que permanecer en el deseo, dejarlo entrar, fluir, experimentar, entrar y salir como quien decide abrir o cerar una puerta y cruzar al otro lado. Ver las estrellas cada tanto, contemplar el cuerpo, prender el fuego, quemarnos, arder.
ResponderEliminarHay que permanecer en esos instantes por horas y recibir las sensaciones exactas de los cuerpos, saber jugar, esconderse....
A.
No concibo otra manera de vivir si no es eróticamente. Cada experiencia debe ser estimulante. La tranquilidad es también una forma de experiencia. Lo único que no acepto es la vida anestesiada e insensible.
ResponderEliminarS.
Me gusta este post porque ofrece una visión del erotismo casi metafórica donde lo sexual no es el centro de la idea sino la intensidad. Vivir eróticamente como forma de aludir a la sensibilidad en un sentido amplio y no apenas corporal como deduce erroneamente uno de los comentarios escritos arriba.
ResponderEliminarM.
Se puede hablar de cuerpos sin que necesariamente sea corporal la cuestión...
ResponderEliminarA.