viernes, 10 de septiembre de 2010

Elogio del vacío


Los maestros de escritura suelen decir a sus alumnos que un texto se enriquece restando y no sumando. Dicen que conviene eliminar lo que sobra y dejar apenas lo que resulte necesario. ¿Por qué no aplicar esa lección tan simple a nuestra vida? ¿Por qué en vez de llenarnos de objetos y tareas y amigos y amantes y aparatos no empezamos a vaciarnos un poco? Si nos quitáramos de encima lo innecesario, lo superfluo, quedaría solamente la pura melodía de existir. Sería una especie de música desnuda y no un concierto barroco. En conclusión. Estamos demasiado llenos. Si nos dejamos habitar por el vacío (en cambio) habrá por fin lugar para el deseo.
L.

2 comentarios:

  1. claaaro, estoy muy de acuerdo con esta idea; voy por eso una y otra vez. lo que no suma resta.

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