miércoles, 22 de septiembre de 2010

Nueva carta desde Colombia


Hoy me di cuenta que la ruta que recorro desde mi casa al trabajo tiene cuerpo de mujer. Lo aprendí mientras le indicaba al taxista el camino que debía tomar. Cuando estábamos bajando por lo que sería el cuello de la mujer me dijo que yo olía muy bien y que le recordaba a alguien. Ante el comentario enmudecí. El taxista tendría más o menos mi edad y tenía aspecto de gomelo que es como llaman a los niños bien de Bogotá. El comentario me pareció extraño. Seguimos bajando por el cuerpo de la mujer y yo le decía gira a la derecha, luego a la izquierda, acá toca dar la vuelta completa. Y él me hacía caso. Y juntos nos perdimos entre curvas y olores de lluvia.
Andrea

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