No nos engañemos. Hay problemas que no tienen solución. Y si la tienen es tan parcial que no alcanza a convertirse en solución. En tales casos los libros de autoayuda no ayudan. Tampoco la palabra de un amigo, las distracciones al uso o los culos fabulosos que se ven en las revistas. Es así. Hay problemas que no tienen solución. Entonces mejor calentar agua y esperar que pase lo que deba pasar. Tomar un té, un mate, un vino o lo que sea. Y confiar en la espera aún sabiendo que, al menos esta vez, no hay nada que esperar.
L.
Es cierto. Hay problemas que no tienen solución. Y esa certeza debería tranquilizarnos. Lo malo es que no es así. Tanto el que cierra los ojos como el que los abre antes del golpe siente la misma angustia.
ResponderEliminarS.