Ayer nomás celebrábamos la feliz llegada del año 2010. Ayer nomás despedíamos a Papá Noel en la puerta del shopping. Ayer nomás comprábamos nueva agenda o agregábamos números, mails, direcciones y nombres a la pantalla digital. Algo pasó en el medio porque en las librerías ya se agotan las agendas 2011. En el super ya está en venta la sidra y el pan dulce. Papá Noel vuelve a mostrar su barba en las vidrieras y los arbolitos ya ostentan luces y adornos brillantes. Creáse o no. Un año más, el pescado sin vender y el pecado sin cometer. ¿Queda tiempo para justificar el paso de otro año que se va? Sí claro. Unos cincuenta días. ¿Alcanzarán?
L.
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