jueves, 11 de noviembre de 2010

Lugares comunes del amor


Si no existieran las canciones de Maná, las novelas y películas románticas o los excesos de Luis Miguel, la gente no se enamoraría. El discurso amoroso es fruto de una construcción artesanal y cuidadosa que nace ya en la antigua Grecia y se fue alimentando con la invalorable ayuda de trovadores, poetas de feria, chamuyeros y cantores. La frase altisonante que un joven borracho le dice a una chica en una discoteca a las seis de la mañana está cargada de insufribles lugares comunes. Las mujeres lo saben pero se hacen las tontas o, peor, se suman a la farsa en función de obtener quién sabe qué. ¿Debería entonces reescribirse el discurso amoroso? ¿Habría que limpiarlo de los te amo para siempre, los jamás conocí a alguien igual, los tenemos buena química y tantos otros clisés ya instalados en la cama y en la mesa? Habría que hacerlo pero sin exagerar. Quien huye del mal gusto, advierte el poeta, cae en el hielo.
L.

2 comentarios:

  1. Sí, habría q reinventar el chamuyo. Los hombres se vuelven siempre trascendentes y "poetas". En tal caso prefiero a los vulgares, los que van al punto.
    Vero

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  2. Interesante propuesta... No sé si las mujeres en gral y yo en particular nos bancariamos un discurso romántico 100% libre de cursilerias que no encanta creer ciertas

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