Además de ser un fotógrafo excepcional, acaso el mejor, mi amigo Lucio es hipocondríaco. Eso quiere decir que un leve mareo, una picadura de mosquito o un simple resfrío se traducen para él en muerte segura para dentro de un rato o, a más tardar, mañana. Su mujer lo sabe y estoicamente lo acompaña a guardias hospitalarias en plena madrugada por un malestar que ni siquiera es digno de ese nombre. Lo mejor de Lucio, sin embargo, nace de ese fatalismo casi religioso. Dado que en teoría va a morir mañana se apura con sus proyectos, sale a sacar fotos, hace planes, escribe, piensa, produce de una manera afiebrada e incesante. Vista de ese ángulo la idea de muerte segura e inmediata pierde todo dramatismo para convertirse, increíblemente, en una pulsión vital y creadora.
L.
aplico la misma técnica. vivo cada día como si fuera el último...¡y funciona!
ResponderEliminarlara
Qué bueno alcanzar esa conciencia de vida que tiene Lucio.
ResponderEliminarPero creo que la mayoría de las veces as así: o tienen alguna enfermedad o la padecieron en algún momento de su vida, o tal vez un accidente que los lleva a apreciar realmente el hecho de existir hoy día.
Mientras tanto, yo al menos, espero la tragedia que me despierte y salve.
R.L.R.