martes, 2 de noviembre de 2010

La verdad


Para evaluar la honestidad de una promesa, una declaración de amor o una nota periodística hay que saber, previamente, dos o tres cosas fundamentales. Quién habla, desde dónde lo hace y en qué circunstancias compone su discurso. En psicoanálisis todo eso se resume en algo llamado condiciones de enunciación. Se menciona el caso de un amante que escribe una encendida carta de amor a una mujer. La escena forma parte de Relaciones peligrosas, clásica novela erótica del siglo XIX. El detalle es que la “mesa” utilizada por el hombre para redactar el arrebato romántico es la espalda de una joven desnuda con quien el supuesto enamorado comparte la cama. Las condiciones de enunciación desmienten la verdad enunciada. Hay un periodista argentino, ex vocero de la dictadura militar, que en estos días se muestra “preocupado” por los jóvenes “jacobinos” que tomaron las calles luego de la muerte de un ex presidente. El periodista en cuestión llegó a decir en otros tiempos que estaba más alarmado por la flotación del dólar que por la flotación de los cadáveres en el río. Las condiciones de enunciación desmienten sus dichos actuales. La lista podría seguir al infinito pero para qué abundar. Observemos con atención sobre qué mesas se redacta algo y sabremos -en el acto- qué se está diciendo realmente.
L.

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