martes, 9 de noviembre de 2010

Mexicanas


Dice o decía Octavio Paz que la mujer mexicana es hermética. De inmediato pensé en Frida Kahlo, o en mi amiga Florisse de Tijuana, y al menos en ellas no parece aplicarse la ley. Pero nunca se sabe. También dice el poeta y ensayista que los mexicanos consideran a la mujer como un instrumento de los deseos masculinos o de los fines asignados para ella en la sociedad. Puta, diosa, gran señora, amante o lo que sea la mexicana transmite o conserva, pero no crea, los valores y energías que le confían la naturaleza o el mandato social. Ante el escarceo erótico la mujer de México debe ser “decente”. Ante la adversidad se muestra “sufrida”. Pero el cuerpo femenino duerme hasta que alguien por fin lo despierta. El principal centro de atracción es el sexo oculto e inmóvil como un sol secreto.
L.

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