Lo primero es calentar el papel. Hace años, asistiendo a un taller de arte, el maestro intuyó mis miedos de principiante y me dijo que para un artista no existe nada más inexpresivo que la hoja en blanco. Tenés que calentar el papel, insistió, casi como si me estuviera hablando de una mujer a la que uno deseara llevar a la cama. El maestro, estoy hablando del gran artista Roberto Páez, me decía que los primeros trazos de carbonilla sobre el papel de escenografía lo habilitan, le dan textura, lo disponen para la acción. Por más torpes que sean esos trazos ya constituyen una trama, una base que sirve de fondo, a su vez, para nuevos intentos. Luego entendí que todo aprendizaje se fundamenta en esa ardiente acumulación de marcas sobre un papel nunca tan blanco como parece.
L.
de acuerdo. hay q incorporar la mancha a la obra. la obra se enriquece calentando(ensuciando) el papel en blanco. pero incorporar la mancha plásticamente y no de cualquier manera.
ResponderEliminaremiliano