viernes, 19 de marzo de 2010

El miedo y las mujeres


Es un lugar común del psicoanálisis suponer que el temor de caperucita a ser comida por el lobo encubre el deseo inconsciente de que eso ocurra. El anhelo gastronómico del animal (visto así) pasaría por otro lado. En los sueños casi todo lo que tenga que ver con el acto de alimentarse alude al sexo por elevación. No por casualidad mujeres y hombres suelen decir que comerían a una persona que les gusta. Te voy a beber de un trago como una copa de ron, dice el poeta cubano Nicolás Guillén. El subtexto de caperucita y el lobo habla de lo mismo. Algunas chicas temen que les pase exactamente eso que desean profundamente. Miedo y deseo duermen en la misma cama. El temor (dicho de otro modo) es una de las tantas formas que adopta el deseo para anunciarse. Las mujeres deberían pensar en esto con más frecuencia. Y en vez de eludir lo amado y temido avanzar justamente en la dirección prohibida. Hacerlo (además) no sólo en el terreno sexual sino en todos los campos de la existencia.
L.

5 comentarios:

  1. El miedo, no ante situaciones evidentes de peligro, sino como emoción inevitable ante situaciones que impliquen un cambio es el gran motor de los mecanismos de defensa. Actúa desde cuando evitamos asistir a la entrevista por un nuevo trabajo o eludimos un amor. Me parece profunda y para pensar detenidamente esta relación miedo/deseo. Como el coraje está al lado del miedo creo que lo importante es activarlo avanzando en la dirección temida para vencerlo y así como decía Van Gogh "si tienes miedo de pintar, pinta más".
    Graciela B

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  2. Acepto totalmente el desafío, pero hay hombres que quizás no puedan estar a la altura de estas prohibiciones..."tiran la pierda, y luego esconden la mano"...

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  3. Temo por las intenciones de este post, provocar el apetito de las mujeres, es el perfecto contrapeso a tu dieta del deseo.

    J.

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  4. ¿te estás poniendo machista, luis? a las mujeres nos gusta que nos mientan...¿a los hombres no? no es cuestión de género quedarse cómodo y apoltronado entre las mentiras, antes que salir a pelear con las verdades incómodas.
    hacerse el tonto y mirar para otro lado parece más fácil. igual que con el miedo. también los hombres deberían pensar en "eso que les da miedo y avanzar". de la orilla femenina vemos unos cuantos con miedo a las relaciones, a sentir realmente más allá de lo físico, del placer momentaneo. involucrarse, comprometerse, parecen palabras que aluden a enfermedades en vez de a algo lindo que nos puede pasar. pero eso no es sólo un mal de hombres. todos tenemos miedo, nos vamos encerrando cada vez más en nuestras corazas seguras, que nadie entre, que nadie sepa que lloramos bajito cuando estamos solos, que nos duele lo que nos duele, que sufrimos. todo bien. que no se note.
    Viqui, desde Santa Rosa, La Pampa.

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