No me gustan los manifiestos políticos, las frases aprendidas de memoria, la rutina aplicada a la defensa de los derechos humanos o de lo que sea. Podría apenas decir que un día como hoy (hace 34 años) yo era joven y comunista. No estaba perdido en la vida. Luchaba por la revolución y el socialismo. Los comunicados de la junta militar se sucedían y un amigo de entonces me llevó en auto a ver qué pasaba en el centro. Había en las calles un silencio de muerte. Pero los negocios de ropa en la avenida Santa Fe destilaban alegría. No había mesa en las confiterías de lujo. Muchos de nosotros se niegan a admitir que ese día tuvimos una sensación de alivio. El desgobierno fascista y bipolar de Isabel y López Rega había llegado a un punto inaguantable. Unas tres mil personas fueron fusiladas en la calle por la triple A, la economía saltaba por los aires, las organizaciones armadas no habían logrado su objetivo de alcanzar la patria socialista. Nosotros (afiliados entonces a un partido que traicionó gravemente sus ideales y razón de ser) llegamos a pensar que un poco de orden no vendría mal. Para qué seguir este relato. Con la dictadura perdí a mis mejores amigos. Al negrito Avellaneda (cuyo cuerpo torturado y sin vida fue hallado en la costa uruguaya), a un joven obrero de una empresa automotriz (compañero de lucha y atento a las mujeres como yo), a un escritor trotskista, padre de una adolescente que me atraía bastante. Vivía frente a mi casa de Olivos y lo arrancaron de la cama para desaparecerlo tras destrozar su casa y robar casi todo lo que había adentro. Los vecinos dormían o se hacían los dormidos. Perdí también a Eleonora -ninfa de los bosques- cuyo único delito había sido la distribución de volantes de la juventud guevarista, a José Flores, un estudiante de Arquitectura que afilié a la FJC y que como tantos nunca más apareció. Se lo habían llevado el 9 de setiembre de 1976. En algo andarían decían los buenos ciudadanos hace 34 años. Creo que los de hoy dicen o dirían lo mismo pero en voz aún más baja. La mayoría de los argentinos sólo saben que hoy es feriado y brilla el sol. Es un día ideal para quedarse en casa. Algunos ya compraron carne para el asado. Carne asada, carne venosa y sangrante, carne que no desemboca. Los nuevos filósofos (Alejandro Rozitchtner es uno de ellos) y los felices en general dicen que todo aquello pasó y que debemos mirar hacia adelante. Pero adelante no hay nada. Hoy y siempre voy a mirar hacia atrás porque es el único sendero que conozco para forjar algún futuro personal y colectivo. Voy a mirar lo más atrás posible. Y así voy a seguir hasta el fin.
Ni olvido ni perdón. Juicio y castigo a todos los culpables.
L.
La foto que ilustra este post foto fue tomada por Тудаблин, el 5 de diciembre de 2008, en Krasnaya Presnya, Moscú (Rusia). Los interesados en conocer su obra pueden visitar el siguiente enlace: http://www.flickr.com/photos/over_the_hills_2/3084633881
La foto que ilustra este post foto fue tomada por Тудаблин, el 5 de diciembre de 2008, en Krasnaya Presnya, Moscú (Rusia). Los interesados en conocer su obra pueden visitar el siguiente enlace: http://www.flickr.com/photos/over_the_hills_2/3084633881
A todos los culpables.
ResponderEliminarDia de la Memoria
Me emocionó lo que escribiste. Acabo de colgarlo en mi facebook. Estoy emocionada hoy como cada 24. Siempre me pasa y más desde que no está mi viejo, porque me acuerdo más de él y de su lucha y de sus compañeros, como vos.
ResponderEliminarA la tarde, cuando salga del laburo, voy a llevara a Juana a la plaza.
Te mando un beso.
Ro
Mirar para atrás lo más que se pueda.
ResponderEliminarNi olvido ni perdón. Nunca más.
Vale.
No hay regreso
ResponderEliminarPero siempre queda un viaje de vuelta
hacia ciertas cosas anteriores,
que ya son otras
y sin embargo nos llaman
con un signo
similar al de antes.
Nada cambia del todo.
Lo que no cambia
en aquello que cambia
saluda nuestro viaje hacia atrás,
celebra lo que no cambia en nosotros,
su abismal permanencia en el fondo,
su intemporal fidelidad.
Roberto Juarroz
M.
Se nos ahueca el pecho.
ResponderEliminarY cada tanto, desaparecemos.
Otra vez.
Caemos por la memoria agrietada.
Y cada tanto, hacemos nacer.
Otra vez.
Gritamos desgarros del sueño.
Y siempre despiertan.
Siempre.
Román.
Gracias por tus palabras, Luis.
Hice un trabajito sonoro para este 24.
Se puede escuchar y descargar entrando a america-profunda.blogspot.com
Saludos.
Román S.
En Argentina hay un punto de partida. Una fecha que tienen las víctimas del terrorismo de Estado para expresar su luto. Eso, creo, significa algo. Un avance, quizás. Pienso inevitablemente en el caso colombiano. Hay más de 50 mil desaparecidos pero es imposible establecer desde qué momento borrar el rastro de una persona se convirtió en una herramienta eficiente para destruir. Hay una organización que se llama Las madres de la Candelaria, que han intentado convocar a los familiares de desaparecidos y secuestrados para reclamar justicia por la pérdida de sus seres queridos. Su esfuerzo es gigantesco y valeroso porque, tal como lo muestran hechos recientes en ese país, el conflicto continúa. Así que ellas mismas pueden ser las próximas víctimas.
ResponderEliminarLina desde Palmira, Valle del Cauca
me ha impresionado tu sinceridad, Luis. me ha gustado.
ResponderEliminary la imagen ha impactado mi alma.
buena memoria y justicia.
castigo a los culpables.
Comentario de un día como hoy: y así caminando nos vamos encontrando y reencontrando. En diciembre presenté la querella por mi hermano José Francisco Flores. Preparar la querella llevó mucho tiempo, pero cuando parecía que me presentaba sólo yo y mi abogado comenzaron a aparecer viejos amigos de mis hermanos desaparecidos (de José y de Jorge), amigos que decían "yo lo conocí". A todos estos amigos le digo: los sueños no han muerto, sólo quieren matar a los soñadores. ¿Desiluciones?. Son propias de la vida, el tema es si aceptamos seguir luchando por las mismas utopías...Hay que seguir caminando, como decía Angelelli.
ResponderEliminarMemoria, Verdad y Justicia para los 30.000!!!!!
René