Corrigiendo trabajos de alumnos encuentro declaraciones sorprendentes. Uno asegura que cuando las injusticias lo superan escucha rock pesado. Una alumna dice que apenas termine periodismo continuará estudiando catering. Otra afirma que su asignatura pendiente es conducir un programa de televisión. Casi todos se muestran muy seguros de las metas a seguir, del camino para lograrlas, de la convicción de no moverse del rumbo elegido. Tengo unos cuantos años más que ellos. Quizás tendría razones de sobra para hablar de proyectos alcanzados o suponer que no me quedan ya (qué horror) asignaturas pendientes. Pero no es así. En comparación me siento en falta. No tengo metas. Las asignaturas (todas) fueron reprobadas o siguen en sala de espera. Me siento inseguro y me muevo siempre en direcciones improbables. Ni siquiera sé qué decir cuando hablo por teléfono. Debo ser un fracasado. Peor aún. Creo que el fracaso es mi sueño realizado.
L.
Yo tengo 26 años y me siento así también... mis metas cambian día a día, realmente no sé lo que quiero para mi vida... acaso estoy seguro de algunas cosas que no quiero en mi vida, pero no mucho más que eso. Sueños, tengo millones. Metas o techos que quiero trepar, ninguno.¿En qué me equivoqué?
ResponderEliminarBuen Post, Luis.
Te mando un abrazo.
Diego S.
Ver el fracaso como un sueño realizado me recordó "Adelfos" de Manuel Machado cuando dice:
ResponderEliminar"...Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,lo que hago por vosotros hacer podéis por mi....¡Que la vida se tome la pena de matarme, ya que yo no me tomo la pena de vivir!
Uno pierde a veces la ilusión pero quien es capaz de crear nunca será un fracasado.
Graciela B
Definitivamente los años explican muchas cosas. Me pasa con tu blog que me haces regresar a los 23 años a cada rato. Acabo de caer en cuenta de eso...Este blog de alguna forma me regresa a quien fuí y eso que apenas medio recuerdo cómo era. Qué pensaba...
ResponderEliminarPero yo la de ahorita me doy cuenta que no coincido con algunas cosas. Lo de las parejas, la idea de que el primer beso o el primer acostón fueron los mejores, no me cuadra por más que quiera idealizar mi pasado. No fueron malos momentos pero tampoco para hacer alarde. He tenido mejores después,sin punto de comparación. Y entonces me quedo pensando que todo depende de qué tan extenso -y vivido- es ese después de las primeras experiencias. La que lee este blog soy yo de los 18 a los 30.
Vera, desde Tijuana, México.
Muchos de los alumnos que pensaron tener un montón de metas no las van a poder realizar nunca no por un impedimento, sino porque nunca creyeron en poder lograrlo. Solamente basta con ver los gestos que hacen mientras le estas haciendo la entrevista...
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