miércoles, 24 de marzo de 2010

Hoy en la calle


Voy siempre a las marchas del 24 de marzo. No sé por qué pero voy. Es un ritual necesario. Me gusta la gente que avanza con carteles, los grupos de murga, los movimientos barriales de nombres raros, las consignas borroneadas a mano en un papel, las parejas que se besan, las banderas rojas, los cánticos nuevos y viejos. Hay mucha gente que sale de los agujeros con ganas de gritar y expresarse. Y lo hace de diez mil modos diferentes. En el asfalto se arman rondas de mate y empanadas. Y en la plaza nadie escucha lo que pasa en el escenario. Esta vez los artistas son los manifestantes. El centro es invadido por la periferia y el reclamo de justicia no se limita a denunciar la matanza cometida por la dictadura. Lo que se pone en cuestión es un sistema de vida. No será la revolución pero en algún punto se le parece. Hay una alegría en las marchas que le da potencia y color a la protesta. ¿Quién dijo que todo está perdido?
L.

2 comentarios:

  1. mucha gente pone esa fracesita, para ver què sacan de ella.

    pero en las marchas renace la esperanza y cada día hay que construirla, claro

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  2. También fui a la marcha y sentí lo mismo, Luis. Más allá de las diferencias entre grupos, las maniobras de siempre, las luchas por el espacio, noté esa alegría que vos decís y las ganas que tiene la gente de expresarse. Buen post.
    Emiliano

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