domingo, 14 de marzo de 2010

Un momento perfecto


Las condiciones ideales para escribir (o vivir) no existen. El momento perfecto para lo que sea resulta inconcebible. Me quejo de la batería del vecino, de las radios, de los celulares, de los autos con música a todo volumen. El mundo conspira. A veces (sin embargo) siento que protesto por nada. Cuando leo biografías de artistas y escritores famosos compruebo que la situación no era muy diferente a la mía que no soy artista ni escritor ni famoso. Kafka esperaba que todos se durmieran en su casa de locos para intentar alguna línea. Chéjov soportaba el llanto de bebés al otro lado de la puerta, los gritos de su familia, los llamados de pacientes para que fuera a socorrerlos (bajo la nieve y a caballo) en pleno campo. De Dostoievsky ni hablar. Pero el caso más extraordinario que conozco es el de Marc Bloch. El hombre fue fusilado por los nazis en 1944. Antes, confinado en un campo de concentración, escribió Introducción a la historia, un ensayo de alto nivel considerado un clásico ineludible. El aire olía a muerte, no había comida ni baños dignos, no había fuentes para consultar y a veces ni papel ni lápiz. Haciendo trabajos forzados, delgado como un junco enfermo, Bloch escribió y escribió a pesar de todo y contra todos. Hoy su libro va por la octava edición. ¿De qué me quejo? ¿De qué nos quejamos?
L.

3 comentarios:

  1. Acabo de ver una nota de una mujer en sus 30's , tuvo un accidente -que además no recuerda- y un día despertó sin poder ver nada. Ciega, en un país que se escribe con X, es peor que la ceguera por si sola.
    La mujer habló de cómo cambió su vida y la nueva forma de recorrer su país -que por cierto dijo que ama- lo huele, lo toca y se cachondea con él - con su país, que es también el mío- a través de textiles, frutos, réplicas de arte y artesanía que caben en sus 2 manos y que llegan a ella a través de un programa para ciegos, que pretende hacerles llegar el patrimonio cultural. Olvidaba: no hubo queja alguna.
    Celeste desde México.

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  2. Para escribir necesito dos recuerdos, uno que me salve y otro que me queme. Un papel. Un lápiz. Diccionario. Y una soledad intrínseca que me aniquile (Promo 2x1 o gratis en el supermercado siglo XXI).

    Te odio siglo XXI.

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  3. Cuando uno puede distinguir su voz interior de todas las que nos habitan y diferenciar excusas, justificaciones y verdaderos impedimentos creo que es posible como lo muestran los ejemplos citados alcanzar nuestro sueño imposible.Cuando podemos oírnos cualquier tiempo es perfecto.
    Graciela B

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