jueves, 18 de marzo de 2010

Guía para náufragos


Recorrer el cuerpo de una mujer es un ejercicio que requiere tiempo. Subir y bajar, quedarse en el llano, resbalar hacia un costado, aventurarse en la sombra, salir, naufragar en los olores, descubrir nuevamente aquello que creíamos conocer. No se trata de un acto físico. Es (aunque no parezca) un viaje espiritual. El mapa se estira, se encoge, se dilata. Los pelitos se erizan, los huecos se ahuecan y el silencio adquiere un tono de asombro. Recorrer el cuerpo desnudo de una mujer es interrogarlo sin alcanzar a oír la respuesta. Lo mejor es ahogarse en la navegación. Y entregarse a la deriva. Hundirse (en este caso) es la única manera de salvarse.

L.

3 comentarios:

  1. El cuerpo femenino es la máxima escultura de la naturaleza

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  2. y el cuerpo masculino también lo es, tiene la misma carga, sea femenino o masculino...recorrer el cuerpo del otro es un acto sublime, se necesitan muchas cosas para hacerlo más placentero cada vez, es un juego sin fin, perfectamente divino.

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  3. El post es pura poesía, pero me mató la frase final.
    "Hundirse (en este caso) es la única manera de salvarse".
    Qué maravilla
    Gracias Luis.

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