Ir de compras al Carrefour, hablar por celular, mirar la pantalla del celular, masturbarse con el celular, leer el diario, escuchar radio 10, viajar el finde a Pinamar, juntarse con Vero a tomar una Stella, participar de largas reuniones familiares, paseos y ocultamientos familiares, bajar películas de Internet y no verlas nunca, leer este blog, navegar por la red, comer papas fritas y hamburguesas, hacer un curso de escritura creativa, jugar a playstation, hacer zapping en tevé, chatear cuatro o cinco horas con desconocidos, ver partidos de fútbol, hablar del Mundial, comprar entradas para cualquier cosa, chequear los mails una vez más, leer los diez consejos para un sexo feliz que ofrece la revista Maxim, abrir la heladera, cerrarla, volver a abrirla, convertir pensamientos negativos en positivos, tener hijos, no tenerlos, ayudar a los pobres, no ayudarlos, casarse, divorciarse, ir al Golden, excitarse, fumar porro, cambiar parejas, cambiarse de ropa, ir, por fin, a la peluquería. Cualquier cosa es mejor que abrir los ojos. Cualquier cosa es mejor que despertar.
L.
Por eso qué mejor que no tener tiempo para despertar, que la inercia de la vida te lleve rápido, sin que uno se pregunte absolutamente nada.
ResponderEliminarAbrir los ojos es demoledor. Primera cosa sin sentido que hago en el día, anticipo fatídico de mis absurdos cotidianos.
J.
No me hago cargo de mi escritura depresiva actual, es el otoño y la resaca de domingo.
ResponderEliminarJ.
buena foto
ResponderEliminartuya Luis ?
Siara
Me gustaría saber si alguna vez sos feliz, o en todo caso si podés decir qué es la felicidad para vos.
ResponderEliminarEl tema de tu pregunta es clave para mí, para vos y para todos. Pero no sería quién soy si aceptara debatir con anónimos. Presentate y voy a responder en tiempo y forma a tu inquietud.
ResponderEliminarL.
Luis, no quise postear anónimamente, sólo que no me salió poner mi nombre por alguna razón tecnológica que desconozco.
ResponderEliminarSoy alguien que ayer nombraste muchas veces en tu clase de la noche...
Un beso grande.
Claudia de Tea