Ocurrió anoche en una escuela de periodismo. Yo dictaba una clase sobre cuestionarios fijos. Hacía frío en el aula y elegí, al azar, una alumna llamada Nieves. Le hice una de las veintisiete preguntas del cuestionario Proust. ¿Cómo imaginás un momento perfecto? Nieves pensó un rato. Y otro más. Finalmente dijo que su momento perfecto debería transcurrir en una playa. Sentada en una playa, especificó. Sentada en una playa bajo el sol. ¿Sola o acompañada?, repregunté. Obviamente acompañada, respondió. Jamás estaría sola en una playa ni en ningún lado. No es divertido. Parecía enojada. Aun así, tras un silencio, pronuncié la palabra depende. Y por último, cansado por el trabajo del día, le dije a Nieves que a veces la soledad es la mejor compañía. Error. Los alumnos me miraron como se mira a un extraterrestre. Comprendí que para la mayoría de ellos la soledad es o sería el peor castigo imaginable. Sentí que estaba enfrentando una ideología dominante. O acaso a toda una generación. Tomé lista y di por finalizada la clase.
L.
L.
Nacemos y morimos solos.
ResponderEliminarTambién vivimos solos por más que estemos rodeados de un millón de amigos.
¿Cuál es la novedad?
Rumi
Una vez estuve sola en una playa. Fue en Cartagena. Creo que nunca fui tan conciente del mar como en ese entonces. Lloré un poco. Humedecí mis pies en el agua. Y sentí que estaba viviendo uno de los momentos más profundos de mi vida. Fue un instante perfecto quizás porque no había nadie cerca que me entretuviera. Creo que los sentimientos más vitales -en este caso una tristeza- no se pueden compartir con nadie.
ResponderEliminarGabi.
el momemto perfecto se da...o mejor dicho, no se busca, quizas en mi caso se dió así, será que no suelo tener momentos perfectos, quizá la rutina no tiene que ser perfecta, pero bueno, uno de amolda, se contiene. En fin, fueron 7 dias que se fueron perfeccionando, fue un viaje que emprendí,por falta de organización, con la compañia de dos libros, mi vida y un tour de "jubilados" donde la juventud abundaba por cuestiones económicas, seguramente. Sacando del margen que la experiencia fue la mejor, pude darme el gusto mientras el hotel dormía y con la compañia de la luna, fumar a la orilla de la pileta. Un abrir y cerrar de ojos. Hoy son los minutos que más presente tengo cuando no llego al viernes. Sin dudas el momento se dió, un poco a la fuerza y quizas sin orgullo, hoy puede decir que fué perfecto, pero ya pasó.
ResponderEliminarBuen finde.
Entiendo a Nieves. A lo que más miedo le tengo es a la soledad. Me gusta estar rodeada de familiares y amigos. No quiero llegar a la vejez sola y sin que nadie me acompañe.
ResponderEliminarMarcela, desde Bogotá.
jaja, que buen final
ResponderEliminarLuis, un día los más chicos entenderán que no hay peor soledad que la que se siente al estar mal acompañado. Y ese mal acompañamiento puede aparecer tan pausada y definitivamente como la aparición, tiempo atrás, del amor, la pasión y aquellos besos encendidos. Pero todo llega. Para todos. Ya se sabe, los chicos están tan solos, o más, que cualquiera. La diferencia es que no lo aceptan. No piensan en ello. Aplaudo que hayas dado por terminada la clase. A vivir se aprende viviendo. Muy buen post. Abrazo, egk
ResponderEliminarla soledad es verdaderamente hermosa. Le temí durante mucho tiempo, la comprendí y la empecé a disfrutar.
ResponderEliminarAhora rara vez me encuentro "solo" y sin embargo trato de encontrarla todo el tiempo. Cuando finalmente se da ese momento soy un tipo muy feliz.
mariano
Me gusta el comentario de egk, puede ser una cuestión de tiempo.
ResponderEliminarCon la soledad (la que se disfruta) , se recomienda además reirse y hablar con uno mismo (misma), a veces resulta el encuentro con una compañía que andabamos despreciando.
Vera