Algunos alumnos y colegas se molestan cuando digo que gran parte de las notas que leemos en diarios y revistas son delirantes. Todavía quedan ingenuos dispuestos a aceptar que los hechos existen objetivamente más allá de quien los mira. Dicen que debemos limitarnos a informar y listo. Pero no es así. Aún la nota más neutra es una construcción subjetiva que podría ser rebatida fácilmente. Los datos ofrecidos son por lo general incorrectos, las fuentes dudosas y las turbulencias de sentido que caracterizan al lenguaje se ocupan del resto. Es raro que los periodistas salgan de las redacciones. Se ven obligados (por eso mismo) a inventar. Ignoran que son víctimas de un mecanismo perverso. Si lo conocieran aún ligeramente muchos de ellos cambiarían de bando y serían buenos narradores. A la hora de cierre el editor suele pedirles que estiren la nota. La situación es graciosa. Lo que hay que decir entra en diez líneas pero el espacio a llenar es de treinta. Entonces los redactores alargan la nota y la realidad hasta deformar la noticia casi por completo. Si vamos a mentir prefiero la mentira del arte. Y elijo (es un ejemplo) la novela Seda, del italiano Alessandro Baricco. Trata de viajes, amor y erotismo. Está bien contada y -por si fuera poco- tiene más encanto y rigor que la mejor nota periodística. La escritura (decía Kafka) es más pobre pero más clara que la vida.
L.
Todo es construcción, también la historia, los mitos, la vida. Lo que pasa es que todavía hay gente que cree en la mal llamada realidad. No hay hechos sino versiones de hechos. Gracias por el post.
ResponderEliminarEliana
Los hechos existen más allá de quien los mire, pero es la mirada del hombre lo que los hace reales. Existencia y realidad no es lo mismo.
ResponderEliminarLa realidad que reconstruye un buen periodista difiere de los hechos en sí, el observador nos muestra una apariencia de lo existente.
Lejos del objeto incognoscible, las palabras muestran una mirada sobre la realidad (ni siquiera sobre lo existente). Si son palabras cercanas al nombre de las cosas, estaremos cerca del mundo real, pero ello no es garantía de estar cerca del mundo existente.
Toda esta voltereta para terminar diciendo que tendremos que aprender a confiar y a dudar de nuestra mirada, al igual que la de cualquier cronista. De cualquier cronista, con o sin editor.
J.
Siguiendo lo que escribió Eliana, aclaro que nombro lo existente como lo que es (sé que no digo mucho), mientras que la realidad es la apariencia de lo que es... las versiones de los hechos.
ResponderEliminarJ.
guau. cuántas teorias.
ResponderEliminarmi humilde opinión es que nadie puede entender del todo eso que explicás hasta que no entra a una redacción, hasta que no observa las mil aristas de una misma situación y todos los factores que la alteran hasta llegar al papel.
coincido en que hay que aprender a desconfiar de uno mismo y, sólo a veces, confiar en el cronista.
Jamás entré a una redacción. Debe ser por eso: nunca entiendo del todo nada.
ResponderEliminarPero tenés razón, demasiada palabrería (teorías)
J.
Veo que la palabra teoría no goza de popularidad para Jezabel y Romina. Se equivocan al contrastar teoría y práctica. No existe una sin la otra. Teoría es un modo de mirar, por ejemplo, una redacción periodística. Nunca miramos desde la virginidad. Siempre observamos desde alguna idea o sombra de idea. Pero jamás desde la nada.
ResponderEliminarL.
Mis "teorías" no son populares, las Teorías, sí. Más que populares, apreciadas y respetadas.
ResponderEliminarConsidero que teoría es mucho más que un modo de mirar, pero es cierto, no existe sin la práctica. Se nutre de ella y la enriquece.
J.
Por suerte para ustedes se ha escrito e investigado mucho sobre la comunicación y los medios, para acortar camino yo empezaría por Umberto Eco, desde su primeros textos a mediados de los 60 hasta el último libro y conferencia.
ResponderEliminarConocer abre la mente