En el comedor de mi casa hay una caja de cartón llena de cosas donde escribí la palabra saudades. Trato de no abrirla pero a veces lo hago. Hay fotos prohibidas ahí. Hay cartas borrosas que mandó mi padre desde la cárcel. Hay documentos inútiles, ruegos apagados, promesas incumplidas. A todo eso le puse el nombre de saudades. En las últimas semanas observé que Grusswillis, mi gato, se sienta sobre la caja y no se mueve. Cuando presiente que voy a abrirla pega un salto y mira desafiante. Por si acaso muestra las uñas y hasta amenaza morder. Primero me enojé con él. Pero luego lo pensé mejor. Quizás se trate de un gesto bondadoso de su parte. Mi gato me protege del pasado que huye. Cuando los recuerdos empiezan a rondar Grusswillis muestra las uñas. La vida es ahora.
L.
La vida es ahora, y el pequeño Willis lo sabe.
ResponderEliminarAbrazo.
Diego S.
¡Excelente!
ResponderEliminarGracias.
Entrada repetida!!
ResponderEliminarAclaración: esta entrada no está repetida. Sí la ilustración. Suspendelviaje no repite entradas viejas. Si lo hizo alguna vez fue por pedido de lectores. Y este no es el caso.
ResponderEliminarL.
No todos, pero la mayoría creo que tenemos esa caja o cajón de los recuerdos. Una especie de baúl invisible que está en nuestra espalda.
ResponderEliminarSupongo que cuando la abrimos vienen muchas cosas contradictorias, negativas, tristes e incluso irreconocibles, pero también creo pasados algunos inviernos, algunos contenidos de la caja que tanto detestabamos, tienen otro color, tan distante al inicio que es sólo una anécdota...
Como dijo alguien por arriba, el momento es ahora y Grusswillis lo entiende y lo sabe.