jueves, 26 de agosto de 2010

Un montón de tierra y piedras


No sé por qué me afecta tanto la situación de los 33 mineros de Chile. Me gustaría sumarme a la algarabía general luego de que fueron hallados vivos en un socavón. Pero no puedo hacerlo y tampoco sé por qué. Luis Urzúa, jefe del grupo enterrado, fue claro en su mensaje al mundo. Sáquennos de este infierno, dijo. Necesitamos que no nos abandonen. José Enríquez, uno de los 33, vivió en el pasado accidentes similares o casi. Así lo contó Karen, una de sus hijas. En 1986 Enríquez estaba en un campamento al pie de la mina. Dormía junto a su padre y su hermano. Mineros todos. De pronto un alud se les vino encima. El hombre despertó a sus familiares y juntos salieron del lugar en ropa interior. Muchos mineros amigos de Enríquez murieron por regresar al campamento a buscar sus cosas. El hombre que ahora respira a 700 metros de profundidad se salvó junto a su hermano y su padre gracias a que todos pasaron dos días, semidesnudos, durmiendo a la intemperie. Pero eso es historia pasada. Ahora se va apagando la euforia en el campamento bautizado la Esperanza. Ahora vendrá un período de depresión y abatimiento, admitió ayer el ministro de Salud de Piñera. Familiares de los mineros colgaron un cartel de cinco metros que destila optimismo. Vamos, carajo, un montón de tierra y piedras no podrán con este puñado de atacameños. Ojalá.
L.

2 comentarios:

  1. Es aterrador pensarse en la hondura de ese pozo y saber que sólo se puede esperar a que la ayuda llegue de afuera. Tener conciencia de la limitación física. Sin embargo, tal vez como Frida tengan alas y puedan de tanto en tanto ver el sol que todos esperamos vuelvan a sentir en la piel. Si pueden volar podrán resistir.
    Graciela B

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  2. yo también estoy completamente abatida por esta tragedia. digo tragedia porque por más que no se murieron y hay esperanzas, será algo tan terrible para la vida de todos los afectados.
    tres ¿o tal vez cuatro? meses sin ver el sol, sin tomar agua limpia, sin sentir el aire en el cuerpo, estar enterrado en el medio de una tierra que tiembla y arde. terrible para el cuerpo, una tragedia para la psiquis.

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