viernes, 13 de agosto de 2010

Vivir en la calle


Tengo un nuevo amigo (voy a llamarlo Max) que vive en la calle desde hace seis meses. Hace seis meses se separó de su mujer y duerme en una vereda próxima al Parque Centenario. Recién fui a visitarlo y me contó que no toda la gente que vive en la calle lo hace por hambre o miseria como suele pensarse. Me presentó a un médico, por ejemplo, que está a la intempérie porque -dice- necesita pensar mejor su vida. También a un chino, dueño de dos restoranes tipo tenedor libre, que se había casado con una paraguaya. Un día la mujer lo abandonó para irse con un mozo y el chino decidió desembarcar en la calle. Max es escritor. Tiene dos hijos de su primer matrimonio. Habitualmente come de la basura que deja el Coto a la noche. También de los desechos de McDonalds. Se baña a medias en un bar de Belgrano y Lima. A veces alguna mujer le hace el favor y gracias a eso duerme en un hotel de lujo, pero, como la cenicienta, una vez que suenan las doce campanadas debe regresar a su refugio bajo el cielo. Max no se queja. O sí. Pero de una sola cosa. Extraño mis libros, dice en voz baja, y se tapa bien, hasta el cuello, con la manta que le regaló una cartonera.
L.

4 comentarios:

  1. Esta interesante historia demuestra que a veces, o siempre, hay que conocer la realidad más de cerca y de manera personal. Sabemos mucho de mundos lejanos y muy poco de lo que está aquí nomás. Gracias por recordarlo.
    Ludmila

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  2. Tremendo.
    Independientemente de la "situación de calle" que viven tantos argentinos, me gusta como está contado, sin golpes bajos que serían redundantes, como pasa con los informes de t.v. que muestran estos temas, mandando al periodista a vivir un día bajo el puente.
    Es doloroso, más cuándo se ven niños que no han tenido posibilidad de elegir nada...y las victimas del paco y los menor que delinquen por que es lo único que aprendieron y los vecinos de Palermo titulando notas en "correo de lectores" que dicen: la inseguridad llegó a todos lados...y es en ese momento que pienso: paren el mundo, me quiero bajar! Pero miro a mis hijas a los ojos y me agarro a la vida con fuerza y con impotencia.
    Muy bueno el blog,
    e

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  3. Max,el médico y el chino viven en la calle.Como Hemingway en su escritura,pienso que lo que vemos y oimos de ellos,es solo una punta del iceberg,hasta una estategia para seguir viviendo.
    Corro el riesgo de ser antipática,pero creo que nadie elige la calle para pensar o para dormir en una vereda por una separación,siempre hay más.
    Poco importa el motivo que los lleva a estar en la calle.Me es igual de doloroso pensar en todos ellos.
    Casi que es como comparar la villa 31 con la del Bajo Flores 1-11-14 y decir que una es mejor o que crece más que la otra y eso es un ejemplo del crecimiento del pais (dicho por Cristina F.de K)
    La miseria y la pobreza no hacen distinción.

    Maria Rosa

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  4. Soy Anaclara alumna tuya de 2do A y acabo de leer el último texto de tu blog "Vivir en la calle". Me sonaba tan familiar el relato de Max que hablé con mi mamá para ver si en mi familia había habido alguien que haya elegido vivir en la calle. Y así era.
    Mi bisabuelo tenía un amigo que era contador y de un día para otro decidió abandonar a su familia y vivir en la estación San Martín. Trabajaba solo de vez en cuando, porque encontraba en su profesión años y años perdidos de vida. La única persona que conservó de su círculo íntimo anterior fue mi bisabuelo. Con quien se juntaba a leer autores comunistas.

    Bueno, eso solo nomás.
    Me gustó mucho el texto sobre todo porque me disparó historias que alguna vez escuché de chica y estaban olvidadas.

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