miércoles, 18 de agosto de 2010

El nombre de las cosas


El nombre de las cosas nada tiene que ver con las cosas. La palabra perro no muerde. La palabra agua no moja. La palabra fuego no quema. Por eso tantas confusiones en la vida cotidiana. Por eso no hay diálogo y sí un monólogo doble o triple. Por eso los mails que enviamos generan confusión e incomprensiones constantes. ¿Cómo solucionar el desajuste entre lo real y el lenguaje creado para designarlo? ¿Con el silencio? ¿Pero quién se aguanta pasar el día entero sin decir algo como te amo, tengo sed o suspende el viaje?
L.

3 comentarios:

  1. El silencio tampoco se escapa de esos equívocos. Puede significar tantas cosas, que termina contribuyendo también a la gran confusión.
    KAREN.

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  2. Comparto plenamente con Karen. Prefiero la confusión de las palabras, hay sacarlo todo afuera como la primavera, cantaría la Negra.

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  3. La pelicula Waking Life, en uno de sus capitulos, trata este tema. El lenguaje es una leve y borrosa representacion de lo real. Creemos entender cuando alguien nos habla porque relacionamos las palabras que escuchamos con las experiencias propias pero como por supuesto cada experiencia es distinta, no hay realmente un entendimiento en la informacion que se da y recibe. Es solo una leve y borrosa representacion.

    Habra que bancarsela y ver como arreglarse
    O.

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