sábado, 7 de agosto de 2010

Lo imposible


Lo que importa no puede decirse. Ni en voz alta ni en voz baja ni por escrito. No se puede y listo. Un amor, una muerte, un deseo, una pérdida. Nada de lo que duele o nos conmueve puede ser traducido a una lengua reconocible. La procesión va por dentro con velas apagadas. Tratamos de buscarle nombre a lo que no se deja nombrar. Rodeamos el tema como el agua a una isla. Pero no la cubrimos nunca. Solo damos vueltas y más vueltas. Lo que verdaderamente importa no puede decirse. Por eso existen la literatura, los discursos, las cartas, los monólogos, los diarios íntimos y públicos, el parloteo interminable. Todo eso está justamente para hacer algo con el fracaso. Decir es querer decir. Amar es querer amar. Vivir es querer vivir. Mundo incompleto. Mundo real.
L.

1 comentario:

  1. ”Escribo en acrobáticas y aéreas piruetas, escribo porque deseo hablar profundamente. Aunque escribir sólo me esté dando la gran medida del silencio”, dice Clarice Lispector en Agua viva.
    Creo que es así. Acariciamos con palabras la fuente del deseo o de la angustia, pero en el fondo no sabemos cuál es su origen. Por eso se resiste a ser nombrado lo que se siente y a la vez se ignora.
    g.

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