Una clásica obra teatral de Alejandro Casona se titula Prohibido suicidarse en primavera. Quiero a mi vez proponer una nueva prohibición para los que decidan quitarse la vida. No suicidarse los domingos. Un millón de personas se matan en el mundo cada año. Según la Organización Mundial de la Salud al menos otros 15 millones lo intentan sin conseguirlo. En España el suicidio ya es primera causa externa de muerte (con 3.421 casos en 2008), desbancando a las defunciones por accidente de tráfico (3.021). La mayoría eligió el domingo a las seis de la tarde lo cual me parece de una vulgaridad inadmisible. Un suicida de ley debe descollar sobre la manada y matarse otro día y a otra hora. Pero dado que ya son muchos quienes recurren a una “solución” de la cual no pueden disfrutar yo recomendaría que abandonen la idea por completo. Sería una forma de rebeldía ante la falta de imaginación. Pensemos un poco. Todos vamos a morir tarde o temprano. ¿Por qué no esperar que el trámite se resuelva solo? Mientras tanto se pueden hacer cosas muy entretenidas, excitantes y productivas. Inclusive lo que estoy haciendo yo ahora, es decir, escribiendo en un blog para prohibir el suicidio los domingos y los demás días de la semana. Hay hermanos muchísimo que hacer, aconseja Vallejo. Pienso igual. La vida es un privilegio cuyo disfrute no admite renuncias. Bajo el asfalto está la playa, rezaba un graffiti del Mayo Francés. Habrá que cavar hondo hasta encontrar las olas, la arena, el baldecito y todo lo demás.
L.
L.
Muy buen post
ResponderEliminarcon el ritmo del optimismo,
saluti
e
Cioran decía que el suicidio es un acto poderoso que ofende a los dioses y a los templos. Por eso está prohibido por casi todas las religiones. "En un instante, suprimimos todos los instantes. Ni Dios podría hacerlo mejor". Pero Cioran no era muy optimista.
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