Don Juan (nacido del teatro barroco en 1630) vive el puro presente. Prefiere el instante a la eternidad. El cambio a lo inmutable. Rechaza el amor único. La inconstancia para él muta en obligación. Sólo es fiel a la belleza. Don Juan (atormentado e insatisfecho) también se angustia. No busca ternura ni amor sino realizar hasta el fin un deseo siempre renovado. Nada puede saciarlo. Su espacio amoroso abarca toda la tierra. Don Juan (como Pascal) prefiere el combate a la victoria. Sus correrías nacen de una sed infinita. Es adicto al sexo por el sexo mismo. Es enfermo. Un poco tarde entiende que la obsesión conduce al derrumbe. Los cazadores de absolutos deberían pensar en Don Juan con más frecuencia.
L.
L.
Don Juan es todo un Tartufo.
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