Paula es maestra en un preescolar y practica danza aérea dos veces por semana. Casada y con pechos duros de adolescente (aún después de amamantar a su única hija) empezó un día a desconfiar de Fernando, su marido de entonces. Fue una intuición que luego se hizo certeza. El hombre fabrica bombachas y corpiños en un taller clandestino. Era un esposo y padre ejemplar con firmes ideas de izquierda. Paula terminó convertida en experta del espionaje cibernético. Pronto supo que en un foro virtual el hombre era conocido como Basualdo. Le extrañó el nombre aunque recordó que una vez leyeron juntos un cuento donde aparece un personaje llamado así. Fernando demoraba cada vez más en volver a casa. Tengo mucho trabajo, decía. Paula se dedicaba a su bebé y empujaba el proyecto familiar sin descanso. Finalmente descubrió en el foro que Basualdo contaba experiencias de alcoba con cierto tipo de mujeres. Los relatos aludían a posturas singulares y detalles que lindaban con lo escatológico. Paula se quiso morir. Increpó a Fernando quien para ella se había transformado en una versión de Doctor Jekyll y Mister Hyde. Un hombre de dos caras y al parecer muy generoso con su esperma. El colmo sucedió una noche en que una mujer de esas apareció en la casa de Paula. Estaba borracha y (como loca) preguntaba por Fernando temblando de rabia y vergüenza. Las dos acabaron sentadas en el umbral llorando juntas y abrazadas. Ahora Paula desconfía y no quiere volver a formar pareja ni en broma. Rechaza a los hombres y piensa que está pagando un karma por algún daño del pasado. Se haría lesbiana si pudiera. Pero (lo subrayó entre resignada y segura) no le gustan las mujeres.
L.
L.
Escribir sobre la incidencia de la tecnología,desde los mensajitos de texto hasta las posibilidades de pertenecer a foros,face book y demás opciones, en las relaciones interpersonales y amorosas,deberia ser sin lugar a dudas el próximo tema ineludible para todo escritor. Aunque desde lo personal detesto todo esto.
ResponderEliminarMaria Rosa