domingo, 23 de mayo de 2010

Límite


No conviene pedir mucho de la gente. Si una mujer es hermosa no podemos exigirle que además sea inteligente. Si un hombre juega bien al fútbol sería absurdo esperar que también sea simpático, limpio, leal o coherente. Tomemos de cada uno lo que pueda darnos. Si alguien tiene algún talento especial cabría aceptar que sea un completo inútil en los demás aspectos de la vida. Hay un único derecho que sí tenemos (un límite) y es elegir a la persona con quién desearíamos acostarnos, convivir, almorzar, bañarnos, ver el mar o tomar un café. En eso no hay amplitud ni democracia posible.
L.

2 comentarios:

  1. Buen punto. Una cosa es aceptar del otro lo que pueda entregarnos (esto, claro, a cambio de lo que le demos porque nada es gratis). La otra es qué tipo de persona elegimos para compartir la vida. En este último caso, creo, cada cualidad encierra todas las cualidades. Importa el conjunto y no la parte.
    Ludmila

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  2. aceptar al otro como es...
    pero buscar la excelencia tambien es un deber.

    O.

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