Sólo podemos dar lo que hemos dado. Lo que ya es del otro. Lo ha dicho el poeta y lo dicen a su modo las aves migratorias. Lo escriben cada mañana con sus alas mientras dibujan nubes en el aire. De muchos días se hace un día. De muchas flores una flor. El regalo se compone de horas pasadas junto al río de los sueños. De un gato que observa y duerme. De largas caminatas sin rumbo. Bosques de tinta en la pizarra. Hojas escondidas en un libro. Jugos y juegos se repiten como olas de un mar inconcebible. Dar lo que ya hemos dado. Lo que pertenece al otro por siempre y para siempre.
L.
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