Ningún explotado puede quejarse. Ningún desempleado. Ningún torturado argentino. Ningún haitiano tras el terremoto. No existe vida más desgraciada que la del rey de España. El hombre acaba de ser operado de un tumor no cancerígeno con buen pronóstico. Pero eso no es todo. El diario El País informa que Don Juan Carlos viene padeciendo una serie interminable de desgracias. Baste saber que el rey no oye bien y usa audífonos desde 1996. Eso solo alcanzaría para ver de frente la cara del infortunio. Pero hay más aún. En junio de 1981 atravesó una puerta de cristal cuando se dirigía a la piscina de La Zarzuela. En enero de 1983 se cayó cuando esquiaba en la estación suiza de Gstaad. En noviembre de 1988 se golpeó con una rama en un ojo durante una cacería en Suecia. La gravedad de este último percance no disminuye por el hecho de que la lesión (confirma el diario) “fue leve”. En diciembre de 1989 tuvo un accidente de esquí en los Alpes franceses. En diciembre de 1991 chocó con un esquiador en las pistas de Baqueira. Caídas y recaídas en la dura nieve, golpe con una rama en un ojo, en fin, roguemos por la salud de Juan Carlos, víctima elegida del trágico destino humano.
L.
No es trágico destino, Maestro. Ese tipo es un pelotudo.
ResponderEliminarEste post debería ser musicalizado con una canción de Sui Géneris que se llama "Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario, o no" que termina así:
ResponderEliminarYo era el rey
De este lugar
Tenía cien capas
De seda fina
Y estoy desnudo
Si quieren verme
Bailando a través
De las colinas
Patético
ResponderEliminarJajajajajaja... Ironía maestra.
ResponderEliminarIncreíble que muchas de las llamadas democracias occidentales no sean otra cosa que estados monárquicos. Todavía hoy. Saludos, egk
Ya lo decía Enrique Pinti en el teatro, un boludo que puede caerse de un caballo justo arriba de la bosta del mismo caballo!!!
ResponderEliminarOremos
Ojo, tengo un amigo que dice que hay que cuidarse de los boludos, porque no tienen muchos caminos más que el de convertirse en hijos de puta...
ay! Mariana cuánta palabrota!