Acabo de leer que el cineasta argentino Manuel Antín pasó gran parte de su infancia en el baño. Los motivos son explicados por él mismo en una biografía. El célebre director cuenta que su casa familiar estaba llena de gente y que él necesitaba aislarse para pensar, leer, no leer, no pensar, y, quién sabe, para otro montón de cosas que no vienen al caso. Visto así el baño podría ser considerado como un templo de meditación, placer, higiene y creación artística. ¿Por qué no? Habrá que superar prejuicios y rendirse a la evidencia.
L.
Leo el post y me sorprendo...he utilizado el baño mil veces desde niña, para escribir y pensar...no tantas como para hacer lo que uno comunmente hace en un baño...
ResponderEliminarlos estoy leyendo por vez primera y realmente me agradan.
Un abrazo
De acuerdo...Pero que tenga llave como el cuarto propio que proponía Virginia Woolf para las mujeres que quisieran convertirse en escritoras...
ResponderEliminarLudmila
Es así.Es además uno de los pocos lugares donde nadie nos pregunta porqué vamos y para qué.Será el baño un sitio pleno de libertad?
ResponderEliminarMaria Rosa
Que bien la pregunta de Maria Rosa. ¿No habrá llegado el momento de marchar por la libertad del ser humano en los baños?
ResponderEliminarMe encanta cagar y leer. Eso es libertad.
ResponderEliminarPor cierto, que foto tan excelente.
¿Y si de este blog surge el nuevo mandato libertario?¡Oprimidos del mundo, id al baño!
ResponderEliminarQué buen post.. Cuando era chica y me portaba mal, mis padres me encerraban en el baño "a pensar". Después de un rato les golpeaba la puerta al grito de "ya pensé, dejenme salir". Del otro lado me contestaban que no había pensado lo suficiente..
ResponderEliminarjajajaj Mi ex marido se llevaba una mesa al baño y hacía la tareaaaaa.Tiene sus historias el baño,cada parte de la casa tiene la suya
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