viernes, 28 de mayo de 2010

Elogio del sentido práctico


Raymond Carver se hizo escritor para poder pagar las deudas. Su mujer de entonces estaba embarazada con sólo 17 años y trabajaba de camarera. El consiguió un puesto en un hospital y a la vez descubrió que una revista publicaba cuentos cortos a tres dólares la línea. Su admirado Antón Chéjov era médico rural. Galopaba en el campo ruso varias horas para atender pacientes en desgracia. La miseria lo acosaba. También supo un día que un diario pagaba por sus cuentos. Así nacieron dos maestros del relato breve. Ninguno escribió novelas. Se guiaron apenas con sentido práctico. Jamás se preguntaron qué les gustaría estudiar o en qué desearían trabajar. Se limitaron a hacer del obstáculo un camino. Primera conclusión. No hay vocación ni destino. Segunda. Hambre y amor mueven al mundo.
L.

4 comentarios:

  1. Muy visuales los ejemplos. La necesidad determinó incluso que esos autores escribieran corto. Es como decís. Fueron prácticos. No se preguntaron por "la verdadera vocación", una construcción ficcional siempre posterior y acomodada finalmente a lo ocurrido. Me dejaste pensando.
    Ludmila

    ResponderEliminar
  2. Excelente post. No hay caminos fijados, ni nada parecido. Hay que valerse de lo práctico.

    ResponderEliminar
  3. Amor y hambre mueven al mundo.Emoción y agradecimiento quizá en consecuencia,también.
    Me sumo a egk en un gracias que mueve.

    Maria Rosa

    ResponderEliminar