El amor (cuando es amor) disuelve la vergüenza de sus protagonistas. Cada cual se desnuda ante el otro como si tal cosa y la intimidad lograda se observa en casi todos los actos de la pareja. La mujer orina con la puerta abierta (en un hotel o en el cuarto de la casa) y el enamorado escucha el sonido del chorro como si se tratara de agua encantada. Neruda escribió un lindo poema sobre eso. No es menos impresionante lo que ocurre cuando el amor se va. Los hombres (pero sobre todo las mujeres) se preguntan si podrán volver a sentirse tan libres con otra persona. Si la puerta del baño quedará otra vez abierta. O si volverán a desnudarse ante un desconocido como si tal cosa. El tiempo enseña que eso y mucho más es posible. Conclusión uno. La intimidad es un bien recuperable. Conclusión dos. Una vez que se perdió la vergüenza no hay retorno. Y así debe ser.
L.
L.
Tras una linda grosería que me dijo mi novio esta semana me dijo "si hay algo que queda claro es que tenemos confianza" y me quedé pensando en eso. Perdí muchas verguenzas con él y siento plena libertad en todo mi ser, cosa que antes no me ha sucedido y ese-creo-es uno de los condimentos fundamentales para que el amor funcione.
ResponderEliminarLa puerta del bano siempre quedara abierta.
ResponderEliminarEsta buena esa intimidad a raiz de la confianza, aunque siempre me pregunto cual es el limite que la separa de una relacion de hermandad. creo que siempre queda algo de 'verguenza'. Uno no es el mismo en todos los ambitos. Y mas alla de la pareja, uno jamas dice y actua con honestidad y naturalidad al 100%. Podemos decirle todas las verdades pero nunca seran dichas con brutal y desmedida sinceridad, como se proyectan en nuestras cabezas. Siempre nos medimos.
O.
Yo perdí la verguenza pero no sólo en la intimidad.Tenía la ilusión de volverme más delicada alguna vez. Mentira. Es más divertido así. Aunque todavía tenga muchas verguzas para dejar por el camino.
ResponderEliminarTengo miedo... ¿será recuperable?
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