Siete millones de colombianos acaban de votar por un padre golpeador y pendenciero. Juan Manuel Santos -aliado de las mafias de la droga y los paramilitares- se impuso con siete millones de votos sobre la esperanza Mockus. El hobbit de los girasoles que esta mañana hizo una suelta de mariposas como señal de libertad y sueños, obtuvo algo más de tres millones de votos. Junto con el Polo Democrático (izquierda) redondean cuatro millones de sufragios conscientes de la necesidad de un cambio para ese país signado por la tragedia colectiva. Están ahí y se hicieron escuchar. Pero no alcanzarán si hay segunda vuelta. Eso lo adelantó con pena este blog el sábado último (Colombia en el corazón). En la vida no pasa como en las películas o las novelas del corazón. En la vida ganan los malos. Y si por accidente los buenos acceden al poder (Salvador Allende es un ejemplo) los podridos poderes se ocupan de ahogar en sangre el accidente. El tiempo no ha dicho aún su última palabra. Y quizás no la diga nunca. Pero ningún esfuerzo será inútil. Cuatro millones de colombianos despertaron para siempre. Lo hicieron como debe ser. Con pesimismo en la idea y optimismo en la acción.
L.
L.
La tristeza es menos tristeza si es colectiva. Somos cuatro millones de personas que estuvimos haciendole fuerza -no solo por facebook o twitter sino votando directamente- a un candidato honesto y diferente a lo tradicional. Creo que el milagro se produjo y aún hay una posibilidad, al menos para no dejarle el camino despejado tan fácilmente a los corruptos.
ResponderEliminarHermoso y lúcido post.
Desde Bogotá, Diana Luzardo
Qué tristeza, sí. Una esperanza menos, Luis, como acabas de escribir en el blog. Se vienen tiempos oscuros para mi país. En mi humilde opinión crecerán los problemas, el desempleo, la narcoguerrilla, los paracos, los narcos. No habrá solución para los desplazados. Se fortalecerá la alianza con Estados Unidos y subirá la tensión con el pueblo hermano de Venezuela.Habrá que seguir luchando por el futuro de esta tierra tan rica y desgraciada.
ResponderEliminarCarlos, desde Medellín.
País de mierda, país de cafres, país inepto, país cobarde, país mentiroso, país imbécil, país mafioso, país sin sueños.
ResponderEliminarSin esperanza.
(Mañana volveré a mi aceptado y combatiente pesimismo, y no volveré a gritar sino en el silencio de mi alcoba)
Caminando hacia la mesa de votación le dije a mi hermana que estaba nerviosa. Tenía esa ansiedad que se produce cuando se sueña con algo y se siente que ese sueño puede cumplirse. Eso creí. Pero bastaron diez minutos para echarlo todo abajo. No podía creer lo que veía. ¿Cómo es posible que siete millones de personas voten por alguien a quien se le ocurrió la brillante idea de pagar recompensas por guerrillero muerto? ¿Por alguien que se siente orgulloso de haber bombardeado a Ecuador con el único propósito de asesinar a un sólo hombre? Sí, siete millones de colombianos eligieron a un sujeto sin ética ni escrúpulos. Los colombianos no le damos a las cosas el nombre que se merecen. Nos decidimos por un discurso ocultador. Y cuando aparece un hombre que habla con honestidad, que se atreve a dudar en público y a callar para pensar antes de dar una respuesta se lo tilda de estravagante, débil o loco. En fin, creo que la rabia que siento es inexpresable. Qué desilusión. Qué tristeza.
ResponderEliminarMilena
De haber ganado Mockus no habría tenido el camino fácil. Se habría tenido que enfrentar a un aparato estatal que en los últimos años se ha concentrado en desprestigiar opositores, pagar recompensas por información y muertos, transformar para mal las instituciones judiciales, entre otras tareas de la peor calaña. Así que en algún punto siento alivio de que no haya ganado. Los colombianos tendrán el presidente que se merecen y detrás de él estarán los de siempre...
ResponderEliminarGonzalo