lunes, 3 de mayo de 2010

El que no aprende nunca II


Es casi un lugar común entre los escritores afirmar que no es posible enseñar a escribir. Los talleres literarios pueden ofrecer buenas guías de lectura, mostrar caminos, desechar otros, ayudar a que cada cual encuentre su voz para decir. No mucho más. Tampoco puede enseñarse a hacer el amor (que además ya está hecho). Menos aún a enamorarse. No hay lecciones de bondad. En el pizarrón de la desgracia nadie puede escribir la palabra felicidad. Haría falta vivirla para entender algo. Casi todo lo demás puede enseñarse en las escuelas. Aún así no hay que hacerse demasiadas ilusiones. Nadie aprende a ser lo que no es. Y el mejor maestro es uno mismo.
L.

3 comentarios:

  1. Sé tu propia lámpara, dice el budismo zen.
    Muy buen post.
    Clarisa

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  2. Eso que dice este post va en contravía de una emergente empresa cultural: la de los talleres literarios que prometen escritores en menos de una semana. Aún así, creo que hay profesores que logran encaminar a quienes desean y trabajan por escribir. Nada más diciéndoles que el mejor maestro es uno mismo. Ya eso vale la pena.

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  3. no creo que exista alguien capaz de enseniar a escribir, pero si, gente de la cual uno pueda absorber cosas interesantes. todo el mundo tiene algo para comunicar, dar.

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