martes, 22 de junio de 2010

Contra la conservación


Ser conservador permite cuidar la propia vida pero no disfrutarla hasta el fin. Escuché la frase de boca de un relator durante el partido Argentina-Grecia. El hombre hablaba de la actitud mezquina de los griegos en la cancha. El comportamiento se entiende menos cuando ganar se imponía con fuerza. El instinto de conservación sirve de poco. Ni siquiera es práctico. Mejor sacar los pies del plato, derribar paredes, dejar que asome el río por entre las grietas del suelo. Por delicadeza perdí mi vida, decía Rimbaud. Conviene a veces correr el riesgo, saltar barreras y gozar a cualquier precio.
L.

3 comentarios:

  1. El agua estancada (conservada) se pudre. El agua que corre vivifica y salva. Felicitaciones por el blog.
    Marcelo Rivas

    ResponderEliminar
  2. Cuidarse es una forma de dejarse morir. Vivir significa quemar, actuar, arder. No todos los días. No siempre. Pero sí la mayor cantidad de veces posible.
    Me encantó este post.

    V.

    ResponderEliminar
  3. Debe ser una cuestión de edad...los que lo hemos estado en abismos alguna vez ,sabemos que entre conservar, ser delicado y correr, gozar a cualquier precio,existe algo que si uno lo pone en palabras desaparece.Pero es y no necesita ser nombrado.

    Maria Rosa

    ResponderEliminar