domingo, 6 de junio de 2010

El viejo indecente


Releyendo una breve compilación de textos de Bukowski (1920-1994) llegué a la conclusión de que el viejo indecente no es más que un personaje literario. Si uno se deja llevar por sus relatos y poemas termina creyendo que el narrador va de cama en cama, que vive borracho y convertido en una máquina de follar (como se titula uno de sus cuentos) o que su vida se limita a una serie indeterminada de erecciones, eyaculaciones y exhibiciones, nombre de su primer libro traducido al español. El maloliente carcamán no era superdotado (lo admite en su diario íntimo) y ni siquiera fue un borracho de aquellos. Tampoco se la pasaba oliendo bombachas de mujeres ocasionales sino oyendo música clásica por la radio. El verdadero Charles Bukowsky detestaba a los indecentes reales. Decía que el mundo está lleno de ojos, orejas, piernas y voces definitivamente vacías. El escritor sin velos no buscaba a la chica de sus sueños. Se conformaba con una que no fuera una pesadilla. Y lamentaba no encontrar textos que sonaran tan bien como la quinta sinfonía de Mahler. ¿Por qué no quedan escritores con ese poder?, se preguntaba. ¿Qué mierda les pasa a los nuevos autores? Conviene diferenciar al autor del personaje. Conviene no caer en la trampa.
L.

2 comentarios:

  1. Hay más que ternura en su obra. Gracias Bukowski. egk

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  2. Pocas veces estuve tan de acuerdo con una frase: "Conviene diferenciar al autor del personaje. Conviene no caer en la trampa."

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