Nos habíamos citado en un bar próximo a su casa. El lugar nos gustaba porque era tranquilo y había un puesto de flores en la vereda. Hacía tres años que estábamos juntos y las nubes anticipaban tormenta. Mientras caminábamos ella se ofreció a llevar mi abrigo. Lo había hecho otras veces y el gesto me hizo pensar que todo estaba en orden. No había motivos de preocupación. Cualquier pareja se junta en un bar a tomar una coca-cola. Cuando anunció que me dejaba lo hizo con discreción. Ni una palabra de más. Te amé, creo que dijo. Te quise mucho hasta que se acabó el amor. Eso fue todo. A continuación busqué un billete de diez pesos y lo dejé en la mesa. Recuperé el saco abandonado en una silla y salí con rumbo incierto. Hace poco volví a pasar por esa esquina. Ya no hay un bar sino una lencería. El puesto de flores sigue ahí como si nada.
L.
Las maderitas, el gesto de llevar el saco habían despertado una preocupación que en el bar parecían haberse disipado. Poco hay para decir cuando el amor se acaba. Pero es ¿así de repente? Si eso resume todo no había más que salir pedaleando en silencio. No diría que fue un momento imperfecto sino revelador. El bar desapareció por suerte las flores no.
ResponderEliminarGraciela B
Esos bares, la cantidad de abandonos que pueden contar...
ResponderEliminarMuy buena escena. Dolorosa también pero sin perder el equilibrio.
ResponderEliminarM.
"Te ame, pero ya no te amo" esa frase es mejor que te digan "No sos vos. Soy yo".
ResponderEliminarCuantos amores que terminaron en en desamores hay en cada bar del país.
Pero, aveces, creo que es mejor que la persona exprese sus sentimientos y se de cuenta que se acabo el amor que los unía. Porque después viene la costumbre y con ella la fiel amiga, el engaño.
Me dio tristeza este relato. Nada más lindo que el amor cuando empieza y nada peor cuando termina. Mucho más si termina para el otro primero y uno todavía tiene un hilito pendiente.
ResponderEliminarComo siempre, la narración es maravillosa. Muestra exactamente como fue.
Maravillosa escena en las formas. Y también maravillosa y triste en su contenido. Quien no la vivió, a uno y otro lados, se ha perdido uno de los segundos más importantes de toda existencia. Entendí, Luis. Gracias. egk
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