jueves, 24 de junio de 2010

La puerta


Algunas puertas no cierran nunca. La de mi cuarto es un ejemplo. No hay arreglo ni dando un portazo. Vino el cerrajero y me dijo que nada puede hacer. La puerta se abre sola. A veces la empuja el gato pero es igual. ¿O será un fantasma? Queda siempre un hilito de luz por donde pasan el frío y los recuerdos. Me despierto a medianoche para cerrarla pero es inútil. La puerta de madera vuelve a girar sobre los goznes y lo hace de una manera loca, sinuosa, perversa. A veces pienso que su intención es molestar. Como si quisiera decirme algo y no encontrara la forma. No sé para qué pierdo tiempo. Si esto sigue así voy a abrir la puerta de una vez. La del cuarto y todas las demás. Dejaré que entren a la casa los avioncitos de papel que, desde hace años, bombardean sin tregua las ruinas de mi alma.
L.

4 comentarios:

  1. ¿Cerrar la puerta?
    ¿Abrirla?
    La alternativa es difícil.
    Ludmila

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  2. No creo que deba cerrarse la puerta. Pero tampoco podés quedarte hipnotizado por ella, esperando que vuelva lo que nunca va a regresar.

    M.

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  3. Si te molesta demasiado el frio que entra por el pequeno espacio entre la pared y la puerta, deberias trabar esta ultima con una silla y caso resuelto. Pero si ese hilito de luz te encandila y mantiene despierto, quizas sea mejor que abras la puerta y veas si el sol esta mas fuerte que antes.

    O.

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  4. Yo si fuese vos dejaría entrar esos avioncitos de papel aunque te bombardeen el alma. La puerta no cierra por algo. A mi me gustan esas señales de los objetos(a veces están más vivos que nosotros). Por algo será.
    Ángeles

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