Algunas puertas no cierran nunca. La de mi cuarto es un ejemplo. No hay arreglo ni dando un portazo. Vino el cerrajero y me dijo que nada puede hacer. La puerta se abre sola. A veces la empuja el gato pero es igual. ¿O será un fantasma? Queda siempre un hilito de luz por donde pasan el frío y los recuerdos. Me despierto a medianoche para cerrarla pero es inútil. La puerta de madera vuelve a girar sobre los goznes y lo hace de una manera loca, sinuosa, perversa. A veces pienso que su intención es molestar. Como si quisiera decirme algo y no encontrara la forma. No sé para qué pierdo tiempo. Si esto sigue así voy a abrir la puerta de una vez. La del cuarto y todas las demás. Dejaré que entren a la casa los avioncitos de papel que, desde hace años, bombardean sin tregua las ruinas de mi alma.
L.
L.
¿Cerrar la puerta?
ResponderEliminar¿Abrirla?
La alternativa es difícil.
Ludmila
No creo que deba cerrarse la puerta. Pero tampoco podés quedarte hipnotizado por ella, esperando que vuelva lo que nunca va a regresar.
ResponderEliminarM.
Si te molesta demasiado el frio que entra por el pequeno espacio entre la pared y la puerta, deberias trabar esta ultima con una silla y caso resuelto. Pero si ese hilito de luz te encandila y mantiene despierto, quizas sea mejor que abras la puerta y veas si el sol esta mas fuerte que antes.
ResponderEliminarO.
Yo si fuese vos dejaría entrar esos avioncitos de papel aunque te bombardeen el alma. La puerta no cierra por algo. A mi me gustan esas señales de los objetos(a veces están más vivos que nosotros). Por algo será.
ResponderEliminarÁngeles