No se me ocurre mejor definición del fascismo que la afirmación personal sobre la base de negar al otro. Negar es matar, torturar, ignorar, aplastar, insultar, sacar del medio, levantar muros. También fumar en la cara de un no fumador, escuchar música a todo volumen en un transporte público, ensuciar la calle y la vida de los otros. Antes pensaba que los malos estaban lejos y en el poder. Ahora pienso distinto. Cualquier abusador sexual de hijos propios o ajenos, cualquier persona que trate de negros a los trabajadores, a la gente del interior o a los mismos negros. Cualquiera que le diga bolitas a los bolivianos, imbécil al vecino, que putee a una ex mujer o ex marido, que defina como narcos a los colombianos o terroristas a quienes defienden su derecho a ser -por ejemplo los palestinos- ese es un fascista ordinario, cotidiano, familiar. Y es el más peligroso (justamente) debido a su alarmante proximidad.
L.
L.
más de un taxista de buenos aires estaría dispuesto a matar piqueteros o bolivianos...tenés razón...dormimos con el enemigo sin saberlo.
ResponderEliminaremiliano
¿Entonces está lleno de fascistas?
ResponderEliminarEl poder definirnos es también una manera de poder alertarnos. Para después no sorprendernos cuando nuestras cosas publicas terminan en manos de algún fascista.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con el término fascista,porque como pregunta Miguel,todos seríamos fascistas en algún momento.Creo que todos tenemos la capacidad de elegir ser violentos,o no, el mundo es violento,y esa violencia adquiere distintas formas y niveles de demostración con el otro,pero con uno mismo también.No niega al otro.No lo acepta,que es diferente
ResponderEliminarMaria Rosa
ese es el punto.
ResponderEliminartodos somos fascistas en algún momento.
no nos quejemos, entonces.
ludmila
Quiero reforzar mi idea: el fascista venera la muerte. De allí a que algunos planteen diferencias ( equivocadas) hay un mundo de diferencia.
ResponderEliminarMuy buen post. egk
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