El padre es la ley. Es el no instalado en la escena. Su gobierno puede ser asfixiante o anárquico. Algunos padres son como niños. Otros se comportan como dictadores brutales y despóticos. Entre unos y otros hay hombres que hacen lo que pueden con sus vástagos. Esto explica en parte la relación amor-odio que suele haber entre padres e hijos. A nadie le gusta la ley. A nadie le gusta escuchar la palabra no. Pero sin ley del no la libertad individual es utópica, falsa, imposible.
L.
Estuve leyendo. Hay mucho y muy profundo. Danos tiempo, Luis!
ResponderEliminarUn beso
Qué dificil decir que con el Padre como ley del no,se han cometido las atrocidades individuales y colectivas más grandes en la historia de la humananidad.
ResponderEliminarQuizá el Padre deba empezar a instaurar la ley del si en el contexto actual.
Maria Rosa
Un padre no nace sabiendo, va aprendiendo a serlo con el tiempo. Por eso yo perdono todos y cada uno de los errores que han cometido (a mi entender) los míos. Tiene que ver con los que fueron cometidos con ellos en su momento. Y los que, seguramente, cometeremos nosotros con nuestros hijos, a su entender.
ResponderEliminarEs una cadena. Lo que prima es el amor, el cariño con que los tratamos. A veces el no es injusto, muchas otras es incomprendido. Pero qué desafío criar un hijo, para mí, el más grande que he tenido en toda mi vida.
Uno usa la ley del padre para seguirla, para adaptarla, para exigirla, para corromperla, para cuestionarla. Un argumento permite su refutación. Pero en general la ley del padre es absolutamente arbitraria, contradictoria, la posibilidad de una emancipación es compleja, aterradora, indispensable.Ser padre, supongo, también supone ser hijo. Entender.
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