Uno de los descubrimientos notables del psicoanálisis es la resistencia del paciente a evocar su pasado. O dice que se olvidó. O no quiere acordarse. O adopta una actitud de rechazo a esa técnica probada. Dice que su problema no tiene nada que ver con su infancia o con sus padres. No me jodan con eso, parece decir. La idea se ha generalizado. Haciéndose eco de ella aparecen nuevas corrientes (psicología positiva) que combaten el recuerdo de manera sistemática. Lo que importa es el aquí y ahora, mienten sus voceros. El presente, sin embargo, viene de alguna parte. Y el origen de cualquier patología psíquica se remonta (nos guste o no) a experiencias anteriores que no han sido elaboradas. La compulsión a repetir comportamientos indeseables nace de no haber podido recordar o, para decirlo de otro modo, de no haber logrado metaforizar o convertir lo ocurrido en una obra o una idea. Una vez que el recuerdo consigue ser nombrado y meditado empieza la cura. No es posible vencer a un enemigo que se mantiene ausente o muy lejano, decía Freud. Pero hay gente que disfruta con su enfermedad. De ahí su resistencia a cambiar el goce de la repetición por la palabra sanadora. Recordar no es vivir. Pero por algo se empieza.
L.
La resistencia al cambio existe porque es uno mismo el que debe producir la transformación en lugar de quedarse detenido en lo que le ha ocurrido. Creo que muchos se rigen por el "prefiero mi error a tu razón". Muchas veces para avanzar se elige ignorar el pasado en lugar de superarlo. Bueno o malo es nuestro y puede revelar muchas cosas si en lugar de excusa o queja logramos convertirlo en obra o en idea.
ResponderEliminarGraciela B
es necesario caer profundo para luego salir disparado hacia la superficie.
ResponderEliminarO.
Me encantan estos post psicoanalistas.
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