Las cadenas más difíciles de romper son las elegidas. Lo dijo Simone de Beauvoir en referencia a la actitud que adoptan ciertas mujeres ante los hombres machistas y violentos. A veces nos quejamos del poder omnímodo de los opresores sin ver que en muchos casos cuentan para eso con la complicidad del oprimido. Mujeres golpeadas que callan estoicamente. Putas que se disfrazan de esposas con tal de mantener un alto nivel de vida. La dependencia les resulta normal y hasta conveniente. No tienen ganas de romper nada. Al contrario. La esclavitud es para ellas deseable, práctica, excitante.
L.
L.
No me refiero a los casos patólógicos y violentos. Sino a algunos que conozco en los que la cadena es el status. Es increíble las cosas que se hacen por no lavar los platos a la noche. No es necesario llegar a los golpes físicos. Alcanza para mí con mercantilizar el amor, quitarle dignidad. El espíritu enmudece, se debilita y a veces hasta desaparece detrás de un lavavajilla o un maravilloso Versace. En fin son decisiones.Pero, digo yo, después no deberían quejarse.
ResponderEliminarGraciela B
Hay tantas personas cómodas con sus cadenas que nunca se cuestionan sobre su significado. O sobre el riesgo que implica aceptarlas. Es cierto lo que menciona este post. La esclavitud se produce con complicidad del esclavo.
ResponderEliminarDana
uno crea sus cadenas, se autoconvence de ellas. y al ver que las puede romper, duda si romperlas seria acabar con uno mismo.
ResponderEliminarO.