Mi cuento preferido de Cortázar se llama El otro cielo y narra la historia de un hombre dividido entre dos mundos. Uno parece real y está situado en Buenos Aires. El hombre trabaja en la bolsa, alterna con una novia previsible (Irma), convive con gente con la que no puede hablarse de lo que realmente importa. El otro es un mundo paralelo y acaso imaginario situado en el siglo pasado. El héroe está enamorado de una puta encantadora llamada Josiane. Ahí todo es emocionante. Al protagonista le basta entrar de noche por ciertas galerías del centro y mágicamente aparece en París. Transcurrido un tiempo la oscilación se vuelve insostenible. El protagonista se casa con Irma y mira sin ganas las plantas del patio. El relato me gusta porque plantea un problema. ¿Podemos escapar del mundo real? ¿Podemos trasladarnos a París y acostarnos realmente con Josiane? Ni una cosa ni la otra. Podemos (eso sí) construir una escalera individual o colectiva donde al menos una vez por día o por semana bajemos a las galerías como forma secreta de subir al cielo.
L.
El inicio de ese cuento es magistral:
ResponderEliminarMe ocurría a veces que todo se dejaba andar, se ablandaba y cedía terreno, aceptando sin resistencia que se pudiera ir así de una cosa a otra. Digo que me ocurría, aunque una estúpida esperanza quisiera creer que acaso ha de ocurrirme todavía.
Mientras tuvo a Josiane, el personaje de El otro cielo fue feliz. Descargó en esa fantasía todas las frustraciones del mundo real. No sé si en algún punto tuvo la opción concreta de abandonar la chatura de Irma y la bolsa de valores. Probablemente no. Lo cierto es que de todo esto quedó un hermoso cuento. Creo que ahí está la respuesta.
El cuento es fantástico, lo leí hace poco. Pero me generó esta duda: ¿cuál es ése mundo real para el personaje principal de la historia, Irma o Josiane?
ResponderEliminarCreo que lo real es realidad cuando se puede ver el alma asomarse.
La chatura de Irma, la Bolsa y la gente que habla y no escucha a nadie es, justamente, eso: chatura. Lo real es otra cosa. Lo real tiene piel, pelo y huesos, pero también corazón, convicción.
Saludos, Luis.
Diego S.
Otra de las cosas maravillosas que descubrí este año.
ResponderEliminarGracias por tanto, Luis, perdón por tan poco.