Pensaba que después de la revolución sexual, la pastilla anticonceptiva y el derrumbe de la familia tradicional la idea de hacer fiesta de casamiento con luna de miel y demás se había extinguido. Pero no es así. En rueda de alumnos (al finalizar mi clase de anoche) un chico me anunció que -con su novia- habían resuelto casarse dentro de dos años exactos. El dato me impresionó. ¿Puede mantenerse un plan por tanto tiempo? De paso me enteré que una fiesta de esas cuesta mucho esfuerzo y dinero. Hay que hacer invitaciones y cobrar cien pesos a los invitados, hay que hacer listas de regalos, hay que organizar un viaje de los grandes, un crucero al Caribe o algo así. Otra alumna muy simpática dijo que ella sueña con casarse descalza en una playa, con vestido blanco y cerca del mar. Nada de zapatos aguja, especificó. Otra dijo que le encanta la rutina festiva de comer/bailar/comer/bailar. Una tercera (a la que considero una genia) dijo que ella prefería ahorrar la plata de la fiesta para invertirla en un largo viaje de mochilera por América latina. Yo, para variar, quise distinguirme de la plebe y dije que si me casaba lo haría en un bosque cercano junto a una única invitada. Comeríamos algo tirados en el pasto, beberíamos vino o lo que sea y después (antes de entrar a la carpa para hacer lo que hacen las parejas en la noche de bodas) encenderíamos un fuego junto al lago. Me miraron como si estuviera loco. Y realmente lo estoy. Pero desconfío de las fiestas. Los invitados se emborrachan, la novia le da besos furtivos a un antiguo amor cerca del baño, el novio hace chistes de vestuario con los amigos, los mozos pasan como zombies con bandeja, el dj pone carnaval carioca y se reparten bolsitas con cornetas, serpentina y papel picado. Qué horror. No deja de conmoverme (aún así) la ilusión de mis alumnos. Toda celebración de la vida vale la pena. Pero sigo fiel a mi plan. Voy a casarme en un bosque junto a una única invitada. Y juntos armaremos un fuego gigante que dure, como mínimo, hasta que se vaya la noche.
L.
L.
Brindo por un casamiento así.
ResponderEliminarY también un viaje, a donde sea, pero un viaje solos y juntos.
A.
Aunque no me ilusiona una boda llena de planes, detalles y preocupaciones, y si me parece inteligente la celebracion intima o el viajes, confieso que me gustaría una gran fiesta, especialmente para bailar.
ResponderEliminarqué buen plan!
ResponderEliminarigual la idea de un viaje que dure un mes entero me gusta demasiado.
de todas formas la pareja y los hijos es casi un holograma que no sé... la verdad que no sé.
Romi Z.
esto de los votos, un beso y el ramo es patético. Estoy de acuerdo.
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