Abro el diario íntimo de Kafka al azar (página 9/año 1910) y leo una pregunta extraña. ¿Estará ahí el bosque todavía? De inmediato ensaya una respuesta. El bosque todavía estaba. Pero apenas caminé diez pasos me di por vencido. Nuevamente me vi arrastrado por la tediosa conversación. No conforme aún cerró su post de manera deslumbrante. En la oscuridad del bosque, sobre esa tierra húmeda, sólo me guiaba la blancura de su cuello. Cerré el libro y retomé la tediosa conversación de los trabajos y los días.
L.
"Una palabra tuya bastará para sanarme"
ResponderEliminarMt. 8, 5-11
Eso se lo digo a Kafka, para poder continuar con la tediosa conversación de los trabajos y los días.
Como me gustaría tener un amor así...que añore la blancura de mi cuello, mi perfume, mi presencia. Aquí va un suspiro pero aún no se como escriben
ResponderEliminary retomo la actividad de releer y releer este texto,
ResponderEliminarfascinante,
aunque de tan oscuro el bosque me sea imposible de ver,
beso
Maria Rosa