No es posible someter totalmente a una persona. Se la puede eliminar o sujetar o acallar un rato. Pero jamás dominarla por completo. Ni en el plano político ni en el moral o el religioso. La ley del deseo puede más. De ese conflicto evidente nace el malestar que nos corroe. Son conocidos los tres imposibles nombrados por Freud al abordar la cuestión. No se puede gobernar ni educar ni psicoanalizar, decía. ¿Por qué? Porque en cualquiera de las tres actividades subyace la intención (consciente o inconsciente) de doblegar lo más propio de cada uno. Dominar, seducir, guiar, liderar, sugestionar. Lo dicho no significa que nada pueda hacerse de bueno en los tres campos. Pero lo que se haga estará por debajo de lo deseado. A nadie le gusta obedecer al amo sea quien sea. Por eso la moral sexual represiva (la que censura los actos y aún los pensamientos) no tiene futuro. Y si funciona potencia aún más la enfermedad individual y colectiva. La dimensión de un proceso no llega ni a la mitad de lo que se espera de él. Toda práctica que tenga la forma del dominio (poder sobre el otro) está destinada al fracaso. Por eso se habla de imposibles. El deseo es incontrolable.
L.
L.
pero siempre deseamos someter al otro. a nuestra pareja por ejemplo. lo hacemos con lindas palabras. pero la intención es siniestra aunque sea inconsciente. muy buen post.
ResponderEliminarludmila
Es una suerte y una desgracia también que el deseo sea incontrolable. Nos libera, pero a la vez nos obliga a ser responsables. Por eso hay tantas personas que buscan ser esclavos.
ResponderEliminarLaura
Hola Luis, un placer Andrea.
ResponderEliminarComo extrañaba el blog, hace un rato que no me metia, no se porque, realmente me resulta una caricia a la vida, otras un latigazo, pero siempre me produce una linda sensacion adentro mio. En este mundo de incomunicacion virtual, esto es lo mas cercano a una linda charla con compania inteligente y una copa de vino noble.