Una persona puede ser definida por eso de lo que se escapa. No tanto por el destino elegido. No tanto por sus ganas de huir. Aquello de lo que se escapa la define mejor. Pienso en mí por ejemplo. Huyo de las conversaciones largas, de la televisión, de los lugares comunes y de la chatura en cualquiera de sus formas. En tal caso me refugio en un bosque imaginario donde el único sonido que oigo es el viento entre las ramas. Una persona (yo o cualquiera) se define no tanto por lo que le gusta sino por aquello de lo que se escapa.
L.
Interesante idea. El destino determinado por la resistencia a otro destino. Buen punto.
ResponderEliminarLila
si, cómo a veces pasa, no sé que quiero pero sé lo que no quiero y eso es ya muchísimo!
ResponderEliminarEsta manera de definirnos me recuerda el recurso que tenía Aristóteles de reducción al absurdo que se aplica en algunos teoremas matemáticos en los que la verdad de una hipótesis se demuestra al comprobarse por vías lógicas que al contradecirla el resultado es absurdo otorgándole entonces su debida validez.
ResponderEliminarCoincido así con que también me define aquello de lo que huyo.
Graciela B